domingo, 17 de mayo de 2009

Un avance de lo que llega

Buenas, queridos lectores. En este post o entrada, subo el primer relato de lo que va a ser mi libro de relatos. Espero que lo disfrutéis.

SANTA BARBARA

Una vez me paso algo muy curioso. Me encontraba en un pueblo caribeño, donde ser un impoluto blanco resultaba algo extraño- Me encontraba en el pueblo de paso, pues estaba haciendo una ruta por el Caribe. Recorrerte el Caribe andando te lleva por pueblos a mi parecer algo mágicos.
Al llegar a este pueblecito, como buen hombre de carácter latino, busque una cantina o un lugar donde me sirvieran un trago, y me aconsejaran dónde hospedarme una par de días. El señor que lo regentaba, bajito, bigote muy poblado, claramente indio, con el pelo cortado con una cacerola del veintidós, derrochaba algo de hiel como los bármanes del Western. Buenos días. A mi saludo un silencio incomodo lo acompaño. Buenos días. Buenas. Tras pedirme un licor de café le pregunté por algún lugar donde poder hospedarme. Más de dos minutos tardo en contestar, concentrado en un vaso que se resistía a la continua y repetitiva acción de limpieza de cada día. Al final me aconsejo que fuera al burdel del pueblo, que era el único lugar donde podría tener una cama para esa noche, y algo de compañía por un poco más de plata. Dando media hora vueltas por el pueblo preguntando por la casa de Doña Alfonsa creo que no me dio muy buena reputación, pero al final llegue a la dirección.
Buenas noches viajero. Una señora con casi cinco décadas encima, tan maquillada que resultaba una acción estrambótica mirarla. Buenas madame. Que educación más europea, me agrada tener por fin alguien de modales aquí, y no los salvajes del pueblo. Me pidió algo de plata por la habitación con cena y una copa en el bar, todo incluido en el precio. Durante la cena conocí a un par de peces gordos del pueblo, un par de chicas de la casa de Doña Alfonsa, y a otro viajero, pero este bastante más desaliñado.
Los peces gordos resultaron ser un concejal del ayuntamiento y un notario, ambos algo corruptos a mi parecer, por las cosas que contaron. El otro viajero también era europeo, pero de la zona del este de Europa, y estaba por la zona de paso. En cuanto a las chicas de la casa todas eran muy amables, y casi todas con alma de artista, bailarinas, modelos, músicos, etc.., pero por cosas del destino acabaron en las filas de Doña Alfonsa. Una de ellas, Marietta, me acompaño mientras me tomaba un brandy con hielo. Resulto ser una gran bailarina, y me tuvo hasta bien entrada la noche bailando con ella. Buenas noches señorita. Me despedí y subí a mi habitación.
Era la primera vez que estaba solo desde que llegue al pueblo. Me quite la camisa y me refresque la cara. Mi mochila de viaje ya la habían subido, pues observe que tiré la camiseta justo encima de la mochila. Me tumbe en la cama mirando al techo con las manos entrelazadas cuando sonó la puerta. ¿Quién es?. Nadie contesto. Abrí la puerta un poco y con una agilidad felina alguien se coló en la habitación. Se trataba de Marietta. Esas no son formas de despedirse de una chica. Con la puerta entre abierta buscaba algo que decir. Cierra la puerta que a esta invita la casa. Me beso. Cuando se me paso el shock ella estaba desnuda en la cama. La agilidad felina que empleo para colarse en la habitación, era propiedad del cuerpo que se encontraba delante de mí. Parecía que estuviera tallada en ébano. La Venus más hermosa que había visto en mi vida. Vaya veo que eres capitán de todo un galeote. Si de un galeote sin puerto fijo. Ambos reímos el comentario, y nos fundimos en una marea sudorosa con la brisa del ventilador del techo.

El teléfono sonó. Me acuerdo perfectamente. ¿Quién es?, pregunté algo dormido aún. Buenas le llamo desde la casa de Doña Alfonsa, ha habido un incidente. ¿En la casa de putas?. No sea tan burro agente, es un trabajo como cualquier otro. Lo que usted diga señor putero. En la línea hubo un silencio. Una de las chicas a tenido un accidente mientras estaba con un cliente. No me extraño aquella frase, pues en esa casa han pasado cosas muy extrañas.
Aún recuerdo un caso de hace cinco años. Aquel accidente conmovió a todo el pueblo. Por aquella época era recién licenciado de la academia de policía. Lo recuerdo porque también me sorprendió la corrupción del Ayuntamiento. Era una noche tranquila como casi todos mis turnos de guardia. Me llamaron porque una de las putas había tenido un accidente. Al llegar a la habitación las nauseas me invadieron. Había trozos de carne humana por todas partes, mezcladas con astillas. Era una masacre. La chica en cuestión se llamaba Marietta. La recuerdo porque en las fiestas de la primavera me deleito con sus dotes de bailarina. En aquel caso teníamos dos sospechosos, dos viajeros, uno desaliñado y otro no tanto.
¿Agente esta ahí?. Alguien desde la otra línea me hablaba. Me había quedado hundido en mis pensamientos. Sí, estoy aquí, ahora mismo salgo para el lugar. Cogí mi chaqueta, la placa y salí de mi oficina.
Buenas noches Doña Alfonsa, para tener casi sesenta años está radiante como siempre. Agente sea caballeroso y no diga la edad de una mujer. Disculpe señora. Ya no hay gente con modales en este pueblo, sin embargo esta noche llegó un caballero europeo que si los tenía. Aquello me pareció muy familiar. Me guiaron hasta la habitación. Nunca he visto nada igual querido mío. Miré dentro de la habitación. No podía ser, era imposible. La misma nausea de hace cinco años. La misma masacre. La carne y las astillas esparcidas por toda la habitación. ¿Qué chica estaba aquí?. Creo que Marietta.

Me desperté con un dolor agudo en el oído. Estaba soñando que algo entraba en la habitación y todo estallaba. Marietta dormía placenteramente a mi lado. Fui al servicio a despejarme la cara. Al notar el agua contra mi cara me volvió la imagen de todo estallando. Al mirar al espejo surgieron unas palabras. "Huye". Me aterrorice, hasta los pelos de la nuca se me erizaron. Ahí la puerta de la habitación y note como mi pequeño galeote, que descansaba, estallaba. Al abrir los ojos tras la explosión vi un destrozo sin precedentes. Trozos de astilla y carne. ¡Marietta!. La carne era Marietta, pues en la cama solo había sangre, donde antes una Venus dormitaba. Me ardía la entrepierna. Qué había pasado. No podía quedarme allí. Cogí mi mochila, mi camisa y salte por la ventana.

jueves, 14 de mayo de 2009

Ni el último rincón

Siendo el rey de los ácaros
me escondo entre las sábanas,
cuando duermes te beso los párpados
solo te queda mi ausencia por las mañanas,

soy el polvo que resiste abandonar tu ventana
el matojo de pelusa debajo de tu cama,
una vez decidí poner mi corazón en venta
y os lo llevasteis vos, mi dama,

mi presencia lo llena todo
hasta dejo mi olor en la almohada,
para que nunca duermas tu sola, y yo solo

en un espacio infinito recorro tu habitación,
tus pensamientos, tu cuerpo y tu corazón,
no me dejo nada, ni el último rincón.
A la sombra proyectada
por un chorro de luz de esperanza
esperanza perdida como el tren de ultima hora
hora a hora perdida haciendo nada,
allí, si allí esta mi alma,
como la lágrima abandonada en el espejo
reflejando un febril sentimiento
sentimiento de añoranza,
por conocer lo que pudo y no fue
por conocer a alguien que ya esta muerto,
y allí marchitara esta alma,
con el ultimo viento,
viento cambiante, viento inestable
como este corazón
haciendo caso omiso de la razón,
esta vez si olvide el sombrero.

martes, 5 de mayo de 2009

¿nos vamos de compras?

Y aquí de nuevo a las andadas, he vuelto a caer en las redes de cupido. Uno no sabe que le prepara la vida. Un día eres soltero, al otro tienes pareja, y al siguiente vuelves a estar soltero. Lo dicho todo un misterio. Una amiga me dijo una gran frase "el amor es la resaca del sexo". Que razón tiene la muy sabia. En momentos como este creo que el amor se asimila a un probador. Te pruebas un pantalón te queda algo estrecho, te pruebas otro y te viene grande. Así a la duodécima te pruebas otro, y te queda perfecto. Esto es el amor de tu vida o el pantalón de tu talla, no nos equivoquemos. En este mundo de igual el amor o el pantalón que lleves, pues eres feliz. Ahí esta el dicho " ande yo caliente que se ría la gente". Pues eso lectores rianse. Yo siempre ando sobrado de temperaturas, no se si me explico.