A diestra y siniestra moviendo un café
en mi boca un cigarrillo consumiéndose,
al escuchar tu voz la cabeza alcé
vislumbrando tu figra sentándose,
en ese justo momento te pregunté
tu voz quebrada y nerviosa responde,
entrando en un hostal sin ser nadie
y nadie eras desnuda ante mi,
yo igualado observando tu figura
ahora una voz cálida y tranquila,
al oído me susurraba una travesura
yo no soy un niño ni tu una chiquilla
al mismo tiempo que gime y suda,
que sea solo un instante es una maravilla.
... nunca más supe de ti...
extraña amiga.
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