sábado, 26 de diciembre de 2009

Como cubo de agua.

Paredes con pintura plástica. Una bombilla parpadeante. Un replique de un goteo en alguna parte. Una extraña sensación recorriendo mi cuerpo.
Abrí los ojos. Estaba tumbado en lo que parecía una camilla. Un intenso dolor recorría mi cuerpo, pero a la vez algo lo iba eliminando. Sentí como una ligera molestia en el brazo. Descubrí que tenía puesta una vía, posiblemente ahí estuviera el origen de mi alivio. No podía recordar como llegué a esta situación. Me desmayé.

Un teléfono sonó. Solté mi cerveza sobre el escritorio y me dirigí a la habitación contigua.
-¿Diga?
-¿Hablo con el inspector jefe?
-Si, ¿quién es usted?
-El confidente de uno de sus hombres. Venga a la cafetería que se encuentra a dos manzanas por la izquierda de la comisaría.
Al otro extremo de la línea colgaron. Me quede con el auricular aún sostenido en mi mano. El cigarrillo que sostenía en mis labios cayó al suelo. Que manera más rara de joderme el día libre pensé. Normalmente ninguno de los confidentes de mis hombres me llamaba a mi directamente, para empezar porque no tenían mi número. Encendí el teléfono móvil. Cogí mi gabardina. Coloque mi pistola en su funda y me la coloque. En ese momento me llegaron varios mensajes de texto. “El objetivo sale del escondite” “Le llevamos siguiendo media hora, abandona la ciudad” “Se ha detenido en una gasolinera” “Volvemos hacia la ciudad” “Nos ha visto, lo perseguimos” “Nos encontramos en un callejón sin salida, parece una ratonera, no llegan los refuerzos” ¿Qué acababa de pasar en mi día libre? ¿Uno ya no podía ni apagar el móvil un rato para relajarse? Monte en mi coche y puse rumbo a la comisaria.
Estaba a cuatro manzanas de la comisaria cuando el semáforo se puso en rojo. Un coche acelero en la lejanía. Cada vez estaba más cerca, Cuando fui a mirar por el retrovisor vi como se abalanzaba sobre mi. Pise el acelerador a fondo, y no vi venir el camión por la derecha. Me arroyó. El eje de la gravedad para mi no tenía sentido, por todas partes había cristales, notaba algo caliente deslizándose por mi cuellos, perdí el conocimiento.

Rostros sin sombra. Destellos de luz. Aire caliente y un objeto frío. Volví a ver los rostros sin sombra. Algo pesado se iba extendiendo por donde antes sentía dolor. El brazo me comenzó a arder de dolor. Abrí nuevamente los ojos. Los rostros cobraron algo más de definición. Unos ojos algo extraños me miraron desde detrás de una máscara.
-Parece que recobra el conocimiento. Rápido más anestesia, aún no hemos terminado.
Un hormigueo me empezó a recorrer desde el brazo. Me dormí profundamente.

Un mareo general me invadía. Cristales y algo caliente es lo único que notaba a parte de que la verticalidad no me acompañaba. Entreabrí los ojos y vi dos grandes faros, unos pies corriendo hacia donde creo que me encontraba.
-¡¿Puede escucharme?! ¡¿Puede escucharme?!
Quería decir que si, pero en mi garganta no se formaba ninguna palabra. Quise mover el brazo, pero un agudo dolor me lo impidió. La puerta de mi coche se abrió. Unas manos frías me agarraron del brazo. Noté como mi cuerpo se iba moviendo arrastrado dentro de mi coche. A mis pulmones entro el aire de la noche mezclado con un olor a plástico y metal quemado. Instintivamente mire hacia arriba, al mismo tiempo que el horizonte volvía a la normalidad.
-¿Se encuentra bien ¿Hola?
Mis ojos se comenzaron a cerrar.
-¡Ey vuelva! ¡Vuelva!
Moví el brazo. Agarre a la persona que me sacó de mi coche. Le miré fui a decir algo y note como mi cuerpo empezaba a ser algo más ligero de lo normal. Una sensación acuosa me recorrió todo el cuerpo. Me fui alejando de mi salvador hacia abajo. Me dio tiempo a vislumbrar una cara de asombro y terror al mismo tiempo, mientras todo se apagaba al unísono que escuche el impacto de un cubo de agua contra el suelo.

-¡Se despierta! Atentos.
Nuevamente abrí los ojos. Seguía en la camilla. El dolo se había pasado. Ahora era todo mucho más ligero. Ami alrededor había hombres con bata y hombres con trajes.
-Aquí tenemos el sujeto del cual hemos extraído la información de lo ocurrido. Al principio su mente oponía una fuerte resistencia, pero al final nos dio la información sobre el cubo de agua.
Algo empezó a pitar de forma intermitente.
-¡Mierda!, lo perdemos. Intentar estabilizarlo.
Una sensación acuosa recorría mi cuerpo. Vi como me caía al suelo desde la camilla. Vi un rostro lleno de agua en el último instante en la baldosa, mientras escuchaba el impacto de un cubo de agua contra el suelo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que pena que no puedo leer tan rapido en espanol...pero la buena cosa es que lo mas lento que leo, lo mas que me manteniste sobre ascuas con tu cuento :)

Noviembre dijo...

quiero más :)

cuando sigue?

Marta XD dijo...

"me gusta" jejeje
pero me he quedado con ganas de leer más