jueves, 13 de noviembre de 2008

Salvar al soldado Gayer

8 de Mayo de 1944

Tras alistarnos mis compañeros y yo a la primera brigada de paracaidistas, no dirigimos al campo 5 de instrucción básica. Allí pasamos dos semanas, con el sargento Wiye, las dos peores semanas de nuestras vidas (o eso creíamos). Jorge y Encinas destacaron en francotirador, ambos con sendas Springfield. El sargento Wiye y Radul fusileros con M1 Garand. El resto (Davo, Johny, Montero, Alfre y yo) tropas de asalto con Thompsons. A la tercera semana nos dividimos, para empezar la instrucción avanzada de cada campo.

A las tres semanas nos volvieron a juntar.

-Ey mirar, me nombraron médico del grupo – Johny mostraba su petate de médico bastante feliz.

-Cuando volvamos si me falta algún trozo ya ajustaremos cuentas – Sarcásticamente le contestó Jorge.

- A Alfred y a mí nos han equipado con morteros. – Intervino Montero.

-Mientras que no nos deis al resto todos contentos. ¿De acuerdo? - comento el sargento Wiye. – Bien ya que estamos todos voy a explicaros las nuevas órdenes. Nos embarcamos hacia Europa…

-¡De puta madre! Vamos a ver francesas. – Interrumpió Davo.

-Sin interrupciones. Como iba diciendo, nos embarcamos hacia Europa, está tarde, en el portaaviones Dakota. Estaremos un par de días navegando, y después nos quedaremos a 90 millas de la costa francesa, y allí esperaremos la orden de atacar. Recoger vuestros efectos personales y vuestro equipo, en media hora os quiero en el comedor, después tendréis quince minutos para escribir cartas, fumar, o machacárosla como un mono. ¡Rompan filas!

En el comedor cuando llegue estaban todos menos Radul. Por lo visto era quien se encargaba de la comida de ese día. Comimos Merluza en salsa marinera. Tras acabar de comer, me fui junto a mi petate a liarme un cigarrillo. Allí estaban la gran parte de la brigada, incluido Radul.

-¿Quieres un tiro Radul? – pregunté.

-No tío, me he prometido a mi mismo dejar de fumar, para que me traigan de nuevo a casa. – me contestó.

-Me parece bien, yo en cambio sucumbiré en Europa – ambos reímos.

8 de Junio de 1944

Parece que el día D no fue nada exitoso, según unos informes, el desembarco de la playa de Omaha fue catastrófico. Sin embargo el despliegue de las otras brigadas paracaidistas por detrás de la línea defensiva costera, fue algo mejor organizada, aunque nadie cayó donde debería haber caído.

12 de Junio de 1944

-¡Despertar maricones! A llegado la hora de jugar – rugió el sargento Wiye.

En mi vida me había despertado tan rápido y en menos de cinco minutos estaba en un B12 junto con mis compañeros.

-Escuchadme gambiteros. Nos dirigimos a la localidad francesa de Carentan. Está localidad es una jodida pelota de pimpón. Primero era alemana en la defensa, la 7ª se la arrebató el día D, a la mañana siguiente empezó a ser sitiada otra vez por los nazis. Utilizaron artillería ligera y pesada, y un escuadrón de Panzers. Reconquistaron la ciudad hace dos días. Nuestros compañeros necesitan apoyo para atacar. Aquí es donde entramos muchacho. Saltaremos a 3 millas del objetivo, por la zona sur. Una vez aterricemos nos reagrupamos, establecemos un perímetro y buscamos dos 8mm hacia el suroeste, avanzamos hacia el norte en busca de tres Mg42, y bajamos hacia el sur hacia Carentan. ¿Alguna duda?

-¡No señor! – Sonó al unísono.

De repente el B12 empezó a temblar.

-¡Anti-aéreos sargento! – Grito el piloto.

-Ya lo habéis escuchado, ¡todos a sus puestos! – Ordeno el sargento Wiye.

La aviación nazi nos atacaba por las seis y las tres. A las seis había siete stukka, a las tres 5. Desde la torreta de abajo arriba no tenía buen ángulo para los de las seis, pero si para los de las tres. Desde la torre, Jorge desde del lateral inferior, y Radul desde el lateral superior, acabamos con los stukka de las tres. Montero y Alfre tenían serios problemas para los de las seis. Un tremendo crujido sonó en la cola, está se desprendió del resto del avión.

-¡Santo cielo…! – Se le escucho al sargento Wiye.

-¡PRIMOOOO! – Grito Encinas.

Caíamos sin rumbo hacia el suelo, me aferre todo lo fuerte que pude a la escalera que tenia a mi izquierda. Todo vibraba fuertemente, con un sonido chirriante que indicaba que nos precipitábamos hacia el terreno.

-¡Vamos a morir! – Escuche de fondo, pero no pude averiguar quine fue.

Todo se quedo negro. Abrí los ojos, era un milagro, estaba vivo, había sobrevivido a la caída.

-¡¿Alguien esta vivo?! – Exclamé.

-¡Yo estoy bien! –Identifique a Radul.

-¡¿Quién sigue en esa chatarra?! – Miré fuera y vi a Johny y al sargento Wiye.

-Si,…yo… - Sonó una débil voz.

Era Jorge que se encontraba atrapado entre una masa de hierro y acero.

-¡Ya vamos compañero! – Le grito Radul.

-Ayudar… a… Encinas…torreta de… abajo…. – dijo Jorge casi con la voz apagada.

-Rodri tu ve a ayudar a Jorge, yo voy a ayudar a Encinas. – sugirió Radul.

Fui hacia la masa férrea y allí estaba en una postura muy inexpresiva, un buen compañero. Saque su cuerpo sin vida del avión como pude, y al llegar fuera, vi dos cuerpos cubiertos.

-¿Quiénes son? – Pregunte.

-Davo, un hierro le atravesó el cerebro, y Encinas, murió aplastado, no pudo salir de la torreta, y al caer en avión, este le aplasto contra el suelo. – me contesto el sargento Wiye. – En total son cinco bajas. Montero y Alfre desaparecieron junto la cola del avión. Davo, Encias y Jorge, por lo visto este último desangrado. Vaya puta mierda de apoyo paracaidista. Los cuatro que quedamos sigamos por ese camino.

Yo no aguantaba más necesitaba fumar. Me lie un cigarrillo y cuando fui a encenderlo, una bala me atravesó la garganta. Un inmenso dolor se apodero de mi, vi borrosamente como otra bala impactaba en el estomago del Sargento Wiye. Johny y Radul se refugiaron en una piedra. Vi como Radul se abalanzaba sobre el cuerpo del sargento Wiye para rescatarlo.

-Déjalo Radul… déjame… salva te. – Dijo wiye mal herido.

-¡Jamás! ¡Nunca te dejaré! – Le grito Radul.

-Yo huiría… con el rabo… ente el ojal. – explico el sargento.

-No me importa... porque yo... yo… ¡yo te amo! –Confeso Radul.

Yo deliraba, no sabía si aquello era real o producto de mi camino tan cercano a la muerte. Escuche una explosión y como Johny gritaba “morid perroflauteros”.

-¿Cómo es posible… que todo este tiempo… lo hayas ocultado? ¡Con la de oportunidades… que has tenido! Nuestras camas juntas... todas esas noches...todas esas duchas comunitarias… con jabones resbaladizos...

-No quería que mis sentimientos nublasen mi alma ante la batalla, ¡maldita sea! ¡¿Que dirá el general Patton?!

Vi como arrastraba Radul el cuerpo del sargento Wiye detrás de la piedra.

-No me importa… lo que diga. I love you… perraco.

Se besaron apasionadamente. Por detrás de ellos Johny volaba en pedazos por una granada. Todo se quedo negro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que mamonazo xD

No está mal para ser un plagio mio jajaja (y lo de la cola el avion me recuerda a cierta serie americana xD. Y otra cosa, el desembarco de Normandía está mas usado que una put* de 80 años jaja
Si algo aprendimos de "La delgada linea roja" es que se puede hacer una gran peli de guerra aunque simplemente se desarrolle en un caxo montaña :P

Pero weno. Aun asi lo flipas si crees que eso se puede convertir en un corto sin medios jaja. La historia empezada desde donde yo la habia puesto si que podria ser xD ademas yo no apareceria pork seria camara :P

Muy bien tio, a ver si sigues escribiendo cosas, o seguir al menos con la novela que empezastes en bach! que al menos yo quiero saber que pasa despues lexe, que se quedó ahi ni a la mitad!!

Un abrazo hermano!

Anónimo dijo...

Entonces no es una metáfora de salir por la noche a entrar tías, ni de ir de calvotes?! Definitivamente tengo que ver menos tele xD

Anónimo dijo...

necesita ser pulidoooo pero estaria muy bien montarlo